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"Hay una institucionalidad neoliberal agotada"

Entrevista de Cristian Rebosio a Arturo Ayala, subsecretario general de Patria Roja. Imagen: La República

Publicado: 2021-07-12
Con la proclamación de Pedro Castillo como presidente electo, la posibilidad de un gobierno de izquierda está cerca de ser una realidad. La oportunidad de tener un representante en Palacio de Gobierno podría abrir la puerta a una de las propuestas de izquierda más polémicas, la de una nueva Constitución. En esta entrevista, Arturo Ayala, subsecretario general de Patria Roja, comenta la importancia de este cambio para el país y la forma de lograrlo en medio de la polarización.

¿Se podría interpretar el triunfo de Pedro Castillo en las elecciones como un triunfo del pedido de una nueva Constitución?
Definitivamente, el triunfo de Pedro Castillo representa un avance en la lucha por una nueva Constitución. Milito desde los 15 años y recuerdo que repartíamos volantes por una nueva Constitución, lo que era un debate que se veía en unos pocos partidos de izquierda. Hoy, no es más un debate en las cuatro paredes de la izquierda sino que es un debate ciudadano. Por ello está en los principales medios de comunicación si se convoca a una Constituyente o no.
Pero Pedro Castillo no logró un 20% en la primera vuelta y luego se enfrentó con una candidata como Keiko Fujimori que tiene un enorme antivoto. ¿Realmente se puede hablar de un apoyo mayoritario a este pedido?
Si bien es cierto que Castillo sacó el 19%, Verónika Mendoza sacó entre 7 y 8%. Digamos que también era una propuesta que pedía cambio de Constitución. Además, en las encuesta, la consulta al respecto mostraba número mayores. En general, es un pedido que no nace del berrinche de unos sectores de izquierda ni es un fetiche de la izquierda, como se ha querido decir. Una nueva Constitución es una salida a la crisis política que vivimos. La derecha propone seguir en esa crisis.
¿La izquierda peruana ha logrado identificar cuáles son los aspectos puntuales que la población busca cambiar?
La visión de algunos liberales es formalista y simplemente reducida al aspecto legal de una nueva Constitución. Esta es una herramienta política. Lo importante, incluso por sobre el texto final, es el proceso constituyente. Eso quiere decir la convocatoria a los sectores de la sociedad para que participen del debate sobre qué país necesitamos a futuro. El gran error de la Constitución es la receta neoliberal convertida en ley de leyes. Ni siquiera la chilena, que ampara el neoliberalismo en ese país y que hoy ha sido superada por la lucha social, tiene un capítulo económico, contratos o iguala el capital extranjero con el nacional. Acá el tema es que hay una institucionalidad neoliberal agotada. Eso es lo que necesita, una refundación.
En un país tan polarizado, como lo es Perú en estos momentos, ¿se podrá lograr una Constitución que represente a la mayoría y no sea duramente cuestionada por un importante sector de la población?
Eso depende de los mecanismos que se establezcan. Además, hay menos intereses superficiales en una constituyente que en un congreso ordinario, donde incluso hay intereses privados. Acá estamos debatiendo el país. Por eso, hay que perder miedo a que una Asamblea Constituyente tenga los vicios del Congreso. Porque para eso vamos a definir los mecanismos de incorporación y si es una Constituyente paritaria y plurinacional. La pregunta no es si habrá nueva constitución sino cuándo. La derecha colombiana a partir de los tratados de paz en los 90´s convocó a una nueva Constitución que ayudó a su sociedad a ser un poco más democrática incluso con gobiernos de derecha y le dio cierta legitimidad a su élite. Hoy, la izquierda colombiana no pide una nueva, pero la derecha conservó el poder. A diferencia de lo que pasó en Chile que, para salir de la crisis política, la derecha desesperada antes que se bajen el gobierno lanzó la nueva Constitución.
¿Hay muchas similitudes entre los casos de Perú y Chile?
Puede ser. Pero nuestra intención no es que hayan más protestas, convulsión social y decenas de muertos por la represión, como hay en Chile. La propuesta es que los sectores políticos entiendan el agotamiento de la institucionalidad neoliberal de esta constitución y se convoque a una nueva. Pero es la derecha la que va a llevar a que se realice luego de una gran convulsión social, porque son incapaces de tener una visión estadista o integral del país.
En una entrevista para este sitio web, el abogado Alonso Gurmendi señalaba que el plan de una nueva Constitución no debería ser la primera acción del gobierno de Pedro Castillo sino su objetivo. ¿Esta podría ser una alternativa?
Nunca va a ser el momento adecuado para los que no quieren cambiar la Constitución. Cuando estamos bien, ellos dicen que para qué cambiarla y, si hay crisis, dicen que primero se debe resolver la crisis. Siempre va a haber excusas. Aquí lo concreto es que está agotado el consenso sobre el neoliberalismo. La gente ha pedido cambios y la pandemia mostró todas las limitaciones del modelo. Lo correcto sería que haya un referéndum y la gente diga si quiere o no una nueva Constitución. No entiendo cuál es el peligro de consultarle eso a la ciudadanía y, si la quiere, cómo quiere una Constituyente. Eso es lo democrático. Lo no democrático es decir que no haya nueva Constitución y se cierre el debate. Entonces, no hay que tenerle miedo a la democracia. También podría ganar la propuesta del no y, seguramente el algunos años, podrá haber otro referéndum. Lo democrático es que el pueblo decida y eso es lo que la derecha no quiere.
¿La derecha no confía en llegar a la población con sus propuestas para una nueva Constitución?
Tenemos una derecha bruta en el sentido de su incapacidad para ver el país y su mediocridad para dirigirlo. Mariátegui decía que la burguesía en el Perú era clase dominante y no clase dirigente. También bruta en el sentido autoritario, por lo desesperada que se siente cuando puede perder el poder como en este último periodo. Entonces, es una derecha incapaz de imaginar el país, diseñarlo y generar una propuesta a largo plazo. Son antidemocráticos y le tienen miedo a que el pueblo defina cosas y, además, ellos son incapaces de entender el Perú.
En las últimas semanas se ha visto, especialmente en las movilizaciones en favor de Keiko Fujimori, el surgimiento de una derecha más radical, ¿no le preocupa que Perú termine teniendo una Constitución de ultraderecha y hasta se termine suprimiendo derechos?
Creo que las constituciones tienen que ser reflejo de los países. No creo que retrocedamos en derechos. Además, hay una serie de convenios internacionales que el Perú tiene que nos adscriben a una determinada postura con temas como los derechos humanos. Pero lo importante es no tenerle miedo a ello. Si seguimos pensando que el Perú es un país ultraconservador, nunca vamos a avanzar. Eso es lo democrático. Hay que debatir. Si hay conservadores, debemos ganarles en el debate. La política también es una actividad de pedagogía. Tenemos que señalar los puntos fundamentales para avanzar hacia una sociedad mucho más democrática.
¿Hay algún punto de la Constitución que deba mantenerse?
Es que las constituciones no son recetas donde puedes cambiar el artículo uno y conservo el dos. La Constitución es el contrato social del momento histórico y el consenso de una sociedad. La actual ha sido la imposición de la receta neoliberal en el marco de un gobierno autoritario y con una elección fraudulenta. Juan Chávez Molina, del Jurado Nacional de Elecciones, denuncia el fraude en la época del referéndum de 1993, cuyos resultados fueron muy cercanos, y señala que hubieron cambios en los resultados. Aldo Orlandini decía que era una constitución bastarda y Javier Valle Riestra tenía opiniones parecidas. Estoy mencionando gente que no es de izquierda. Más allá de los puntos concretos, acá estamos hablando de un momento de refundación.
¿Cómo va a proceder este pedido si el Congreso se muestra en contra?
Hay varias formas para una nueva Constitución y entre ellas está el recojo de firmas. Además, el Congreso va a negociar. Estamos viendo incluso gente del partido de Rafael López aliaga que se separa. El Estado también atrae y las derechas no están unidas contra Pedro Castillo. Yo puedo identificar hasta tres sectores: Uno que es trumpista y va a seguir denunciando fraude hasta el final con fake news , otro que aceptará el triunfo y va a buscar vacancias y uno que intentará capturar a Castillo como hicieron con Humala. Si bien es cierto que en la derecha habrá una oposición fuerte, también hay sectores que se caracterizan por negociar. Acuña es un experto en negociaciones, por ejemplo. Habría que esperar un poco la instalación de la Mesa Directiva del Congreso para ver si hay sorpresas.
Cuando se discute el tema de una nueva Constitución, la izquierda suele mencionar la importancia del derecho a la salud y educación. Sin embargo, esto es considerado por la actual. ¿Qué cambios le plantearían a ese punto específico?
Creo que esos son puntos más para el programa político que la Constitución. Pero, por ejemplo, la educación solo se garantiza que sea gratuita si se alcanza un nivel de notas cuando debería ser gratuita de manera universal, como pasa en otros países. Hay cosas que se podrían poner en la Constitución, pero no es un programa de gobierno.
¿Que exista la posibilidad que el presidente pueda crear empresas estatales sin la supervisión de Congreso debería estar incluido?
No creo que sea algo que deba estar. Ya el debate lo verá. Acá lo fundamental es que el pueblo se siente a conversar. Claro, en el marco de las propuestas de izquierda, como garantizar educación y salud o una república democrática y descentralizada. Lo que tenemos acá es un acta de sujeción a Washington. Esta Constitución no es de apertura y nos pone muchos candados, como con los contratos ley e igualar la inversión extranjera con la nacional, eso no lo ponen en ningún país.
¿Qué pasa si el congreso no cede en el tema del referéndum?
Habrá una oposición mucho más dura por parte de la derecha y será un momento en que se verá la habilidad de negociación de las bancadas que buscan nueva Constitución. Pero también señalo que la forma de consulta ciudadana le quitaría peso a la mayoría de derecha en el Congreso y permitiría que a través de las firmas se manifieste el deseo de una nueva Constitución, como ya pasó con el caso del Fonavi.
¿El video que subió a redes sociales Guillermo Bermejo, congresista electo de Perú Libre, imprimiendo planillas para conseguir firmas fue una provocación innecesaria?
La derecha recién se entera de lo que hace la izquierda. Bermejo viene con esa campaña de nueva Constitución desde hace años. Uno puede estar de acuerdo o no con esa campaña en concreto, pero no veo a novedad. No es correcto descalificar la iniciativa de Bermejo que tiene tanto tiempo.

Escrito por

Cristian Rebosio

25 años / Comunicador / Lima, Perú / Twitter: @crebosio95


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