Publicado: 2020-08-02
Integró el congreso que fue disuelto el año pasado y sigue convencido que fue la mejor decisión para el Perú, el excongresista Richard Arce sigue atento la política nacional mientras espera por una nueva oportunidad para buscar cambios en un país al que no deja de ver con optimismo. En esta entrevista, el político oriundo de Apurímac comenta los aciertos y desaciertos del gobierno y la clase política en tiempo de pandemia.
- ¿Por qué Perú es el segundo país de la región con más casos de Coronavirus si fue uno de los primeros en aplicar cuarentena? ¿En qué falló la estrategia?
- Definitivamente se tenía que tomar la cuarentena o hubiese sido catastrófico para el Perú. Se destaca que el presidente tuvo la capacidad de promover una especie de conciencia nacional para que, en las primeras semanas, se tome la cuarentena como una medida responsable, y hubo respaldo de parte de la población. El error lo cometen en la estrategia que tenían que abordar. Hay dos enfoques que podían tomar: El hospitalario, que tomaron en un principio, o el comunitario, que es mucho más integral y prioriza el primer nivel de atención de salud, me refiero a postas de salud y todo el acompañamiento y monitoreo de las personas que tienen síntomas de Covid. El gobierno optó por el enfoque hospitalario para equipar con lo necesario a los grandes hospitales para casos de emergencia. Pero descuidaron el otro aspecto que era muy importante. Entonces el virus ha empezado a contaminar en los hogares y en los buses. El principal error que comete Vizcarra es no haberse rodeado con un equipo más objetivo que le hubiese planteado el enfoque comunitario para aislar y contener el virus. También pienso que lo que estamos viendo actualmente se debe al tema de la reactivación. Lo que se está viviendo ahora es consecuencia de abrir el transporte terrestre y aéreo. Comete un grave error por presión de sectores económicos.
- Países como Argentina y Colombia han optado por seguir con la cuarentena ante el aumento de casos, ¿Perú debería considerar esta opción o seguir con la reactivación?
- Es importante la reactivación económica, pero se tiene que poner en una balanza y garantizar el tema sanitario. Ahí ha habido un descuido por parte del gobierno por la presión de sectores económicos que están siendo golpeados. Además, el hecho de que tengas programas como “Reactiva Perú” ayude a grupos empresariales que hasta tienen bancos de por medio y no necesitaban ese financiamiento mientras sectores que mueven el país necesitaban de ese programa causa indignación. Valoro el trabajo de la ministra María Antonieta Alva, pero soy crítico con lo ocurrido con el programa “Reactiva Perú”.
- El gobierno anunció la entrega de bonos para que la población no se vea obligada a salir y pueda acatar la cuarentena, ¿hubo un error en esta estrategia?
- Ese es otro punto importante. La cuarentena iba a golpear la economía del país. El sector económico emergente, a los que llaman informales, son los que tienen que salir día a día para sustentar sus hogares y, ante las prórrogas de las cuarentenas, no iban a aguantar. Si realmente se hubiera implementado un bono universal, no se hubiera vivido la situación que se vivió. El bono de universal solo tuvo la ilusión que ha generado en la población. Por eso a mí me sorprende que, en el mensaje del 28,el presidente hable de un segundo bono. Si la cuarentena se ampliaba pero realmente le llegaba la plata a la gente no estaríamos viviendo esta situación. El tema de la distribución de los fondos fue muy lenta e irresponsable.
- ¿Esto se debió a que el gobierno estaba desconectado de la realidad económica de la mayoría de peruanos o a una presión de grupos de poder económico que no querían que se use una cantidad tan importante de dinero del país?
- Considero que es un problema de la política implementada desde el Midis (Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social). Porque la focalización la delegaron a este ministerio y lo que se les pedía era una focalización inversa. Ellos tienen programas como Juntos y Pensión 65. Una focalización inversa hubiese sido interesante porque no hubiera considerado a quienes ya recibían y estaban en el registro sino a quienes necesitaban ese bono. No hubo voluntad política. Para el discurso fue muy bonito, pero terminó siendo como lo de las clínicas.
- ¿A qué se deben estos problemas?
- Lo que ocurre es que hay una desconexión en la estructura geopolítica del país. Más allá de los cuestionamientos que puedan tener varios gobiernos regionales, se tiene información a través de las gerencias de desarrollo social sobre las poblaciones que podrían haber sido tomadas en cuenta para otorgarles el bono universal. No hay una verdadera descentralización. Al punto que el Ministerio de Salud está tomando control en Arequipa y tengo entendido que en Puno están pidiendo lo mismo. Es un problema más estructural sobre el funcionamiento del estado.
- ¿Pero no existe también, por parte del presidente Martín Vizcarra, el temor a tomar decisiones que no sean del agrado de la clase empresarial como pasó con el tema de las clínicas?
- Las clínicas han mostrado la crudeza del mercantilismo. Eso no tiene nada de libre mercado, eso es aprovechamiento y especulación. En otros países son delitos. No es posible que bajo la premisa de la libertad de mercado se pueda lucrar con el dolor ajeno. Sé que en las épocas de crisis se han hecho grandes fortunas mundiales. La crisis de los treinta permitió que grandes empresas se consoliden. Pero es muy distinto el libre mercado de la mercantilización. El sector empresarial tiene mucha influencia. Muchos ministros tienen relación con estos sectores. Muchas veces estos ministros son gerentes. Es importante fortalecer el sector empresarial, pero que tengan responsabilidad con el destino del país y que no sea solo aprovechamiento, como ocurrió en el pasado cuando financiaban campañas políticas para beneficios particulares.
- Durante las últimas semanas se ha visto a políticos, principalmente apristas y fujimoristas, que cuestionan las falencias del sistema de salud. Sin embargo, fueron parte de gobiernos recientes, ocuparon ministerios o formaron parte de una mayoría congresal, ¿no falta mayor autocrítica por parte de la clase política peruana?
- Por supuesto que tienen responsabilidad. Yo también me sumo porque he sido congresista. Tengo argumentos para decir que nos han bloqueado una serie de iniciativas, pero priman intereses políticos, mezquindades, ambiciones políticas personales o intereses como la corrupción que ha caracterizado a los últimos congresos y gobiernos llevándonos a esta situación. Lamentablemente esto está muy relacionado con la corrupción que ha hecho que hospitales, que el día de hoy deberían estar funcionando con todo su equipamiento, no estén preparados porque son elefantes blancos fruto de la corrupción.
- En el Mensaje a la Nación del pasado 28, el presidente Martín Vizcarra se refirió a un pacto que involucre a distintas agrupaciones políticas. ¿Es una propuesta acertada?
- Para mi es una muy buena propuesta. Estamos viendo un escenario que va a requerir del esfuerzo ciudadano y el conjunto de las buenas voluntades del país para poder reconstruir la patria. No es nada descabellado compararlo con lo ocurrido luego de la guerra con Chile, un país con la moral por los suelos y carencias. Es un escenario caótico el que se nos viene. Por eso es importante esta convocatoria. Lo debería hacer Martín Vizcarra es liderar esa cruzada nacional para recuperar el país. Porque lo que se nos viene en los próximos meses es bastante duro.
- ¿Pero los partidos políticos tienen predisposición para este pacto? ¿No podría ocurrir como durante el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski cuando el intento de un diálogo derivó en el aprovechamiento de Fuerza Popular para hacer su voluntad?
- Se entiende que debería ser un espacio más plural y democrático. Esa sería la diferencia. Además, apelaría a la responsabilidad de las organizaciones políticas. Pero hay que recordar que no son solamente los que tienen representantes en el congreso. Tendría que trascender las organizaciones políticas, también debe estar la sociedad civil. Es más bien un espacio interesante para que el gobierno pueda ir construyendo pensando en la transición del próximo año. Se van a requerir consensos.
- Teniendo en cuenta las necesidades actuales del Perú, ¿ fue acertado el nombramiento de Pedro Cateriano como Primer Ministro?
- Es importante tener por fin un ministro más político. Es una persona con un perfil político y esa había sido una de las debilidades de los gabinetes de Vizcarra. Pero ha empezado mal por las decisiones personales de Pedro Cateriano. Los cuestionamientos del ministro de trabajo, Martín Ruggero, y el ministro de energía y minas, Rafael Belaunde, allegados personales de Cateriano, envían un mensaje controversial a la sociedad. Lo que se nos viene es una polarización mayor porque percibo que este congreso no le va a dar el voto de confianza este lunes porque están buscando su espacio. Tenemos un congreso que no tiene mayor peso político y una forma de hacerse sentir, sabiendo que el presidente ya no puede usar una herramienta constitucional, es no darle el voto de confianza con lo cual se caería el gabinete y obligaría a un cambio. Eso es lo lamentable, porque priman intereses particulares.
- ¿Esta posible caída del gabinete sería percibido como un error de Vizcarra por elegirlo o como una maniobra obstruccionista del congreso?
- La responsabilidad es compartida. Siento que la designación de Cateriano ha sido por la presión de sectores mediáticos y, tal vez, de sectores empresariales. Tiene cualidades muy importantes pero comete errores con sus decisiones personales.
- Algunos señalan que Martín Vizcarra está influenciado por la izquierda y, para otros, es un presidente más de derecha que comulga con Confiep, ¿cuál cree que es la ideología política del gobierno de Vizcarra?
- Lo calificaría como un gobierno mucho más pragmático y acorde al vaivén de la opinión pública. Ha tenido mucha capacidad de saber responder en cada momento. Recuerdo que, antes de cerrar el congreso, el pedido de cerrarlo era muy popular. Hay que reconocer a Vizcarra como un político con muchas condiciones y futuro. Ha entrado en un momento histórico y ha cambiado situaciones muy difíciles. En ese escenario ha mostrado bastante pragmatismo. Su debilidad ha sido no tener una organización política.
- Luego de casi un año de la disolución del Congreso, ¿considera que fue una medida necesaria?
- Por supuesto y me reafirmo por los hechos que han sucedido. A pesar que este congreso está haciendo grandes méritos para descalificarlo. Es bastante frustrante que hayamos hecho un gran esfuerzo desde el congreso, porque Vizcarra tomó la decisión pero ese trabajo no fue aislado del Ejecutivo. Hubieron congresistas, entre los que me incluyo, como actores determinantes para cerrar el congreso. No solamente por las acciones de ese 30 de septiembre sino todo el proceso previo los debates en la Comisión de Constitución, la confrontación abierta en medios de comunicación y en el congreso con estos sectores fujiapristas que hacían mucho daño. El tiempo nos está dando la razón respecto a que se estaba protegiendo a presuntas organizaciones criminales. Estábamos ante la decadencia de la política. Tuvo un costo alto pero teníamos que anteponer el interés del país. Fue lo más valioso y lo volvería a hacer porque no había otra alternativa.
- Que el cierre del Congreso haya tenido un gran apoyo de la población fue un mensaje claro a los partidos que tenían mayor poder, como es el caso de Fuerza Popular, ¿han recibido el mensaje o siguen teniendo la misma actitud?
- Es lamentable que, a una organización política que fue descubierta infraganti en los noventas en actos de corrupción durante el gobierno de Alberto Fujimori y su socio Vladimiro Montesinos, el Perú le haya dado una segunda oportunidad con Keiko Fujimori al extremo de tener una votación histórica parlamentaria. Siento que no han aprendido nada. La arrogancia, la prepotencia, el poco respeto al bien público, el aprovechamiento político y el clientelaje político están más vigentes que nunca en el fujimorismo. Se ve en este nuevo congreso, pese a que su representación es marginal, que siguen actuando en ese mismo sentido. Se puede ver en Martha Chávez con sus posiciones extremistas. Tienen la herida abierta. No le veo mucho futuro.
- Si bien en el Perú se observa que hay oposición a ciertos partidos políticos, ¿por qué esto no deriva en una militancia masiva en nuevas organizaciones políticas?
- Eso es un grave problema. No tenemos la cultura política de militar y construir organizaciones políticas. Lo que se ha tenido es caudillos y la construcción de organizaciones políticas sobre una familia como base. El mejor ejemplo son los Fujimori. Fuerza Popular no va para adelante ni para atrás si no hay un Fujimori de por medio. Nos falta mucho por hacer.
- En Uruguay se ve al Frente Amplio y en Argentina al peronismo mantenerse sólidos, ¿por qué en Perú no ocurrió algo similar?
- Siento que hay que verlo en perspectiva histórica. Hay hitos que han minado la construcción de organizaciones políticas. Uno de estos factores ha sido el periodo de violencia política que apartó a la gente. En la época de Sendero Luminoso han asesinado sin importar de qué partido sean. Incluso a gente de izquierda. Por eso cuando “terruquean” se ve la ignorancia, porque los senderistas consideraban a los de izquierda traidores de clase. Lo segundo es el gobierno de Fujimori. Precarizó lo que es la organización política. Después de Fujimori han surgido iniciativas mesiánicas.
- ¿Qué se catalogue como terroristas a los que participan en manifestaciones y reclaman cambios ha persuadido a la población de involucrarse en política?
- El hecho de descalificar al adversario apelando a la sensibilidad de la población es parte de nuestra decadencia política. El terrorismo afectó mucho a la población y los miedos están a flor de piel. Es una práctica de la Alemania nazi. Se trata de exacerbar los miedos a esa época tan dura. El otro punto es la ignorancia de tratar de encasillar una posición de izquierda al terrorismo cuando en la izquierda existen matices distintos. La posición de Sendero Luminoso era de radicales. Lo que pretendían era demencial y se agarraron con el sector más sensible como eran las comunidades campesinas. Yo me siento muchas veces agredido por esa posición, porque sé lo que hemos vivido. En Apurímac ha sido muy duro lo que ha ocurrido con Sendero Luminoso.
- Sin embargo, es una etapa de la historia difícil de abordar y hasta se niegan hechos como el terrorismo de estado
- Es lamentable que quieran negar la realidad. Hay casos emblemáticos de violación fragante a los derechos humanos. En ese marco lo único que hacen es descalificar a las fuerzas armadas. El otro aspecto es que la gente que salta a no reconocer el terrorismo de estado tiene un mensaje condicionado y oportunista, porque yo, en el congreso, he sido testigo de cómo se pretende denigrar a las fuerzas policiales cuando se pretendió responsabilizarlos del suicidio de Alan García. Los confronté abiertamente. Estaba Luz Salgado, Jorge Del Castillo y Carlos Tubino, personajes que justamente enarbolan la defensa de las fuerzas armadas y no tuvieron ninguna vergüenza de querer ridiculizar a la policía nacional de manera pública. Su mensaje es condicionado.
- ¿Perú podrá salir de esta pandemia con nuevas perspectivas y siendo un mejor país, como se decía en las primeras semanas de la cuarentena?
- Soy muy optimista. Siempre voy a tener la esperanza de que nuestro país pueda salir de una situación tan complicada. Considero que es una oportunidad, más allá de los errores. Lo que caracteriza a los peruanos es su capacidad de innovación. Somos un pueblo emprendedor. Definitivamente comparto la visión de que sí se puede lograr, pero hace falta mucho esfuerzo y mucho trabajo. Hasta ahora hemos cometido muchos errores, pero todavía hay tiempo para enmendar. Estamos viviendo un momento histórico.