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“Para muchos es indiferente si deja de haber vida cultural”

Entrevista de Cristian Rebosio a Eduardo Adrianzén   Imagen: Perú21

Publicado: 2020-06-22
Mientras la reactivación económica se abre paso en una turbulenta etapa de la pandemia permitiendo que algunos sectores tengan la esperanza de reponerse o al menos sobrevivir a la crisis económica que el Coronavirus ha instalado, otros, como el sector cultural, se encuentran en un momento crítico. Al respecto, Eduardo Adrianzén, dramaturgo peruano, comparte su visión sobre lo que le depara al arte en el país, el rol de la cultura y los retos que afrontan las producciones nacionales.

¿Cómo está viviendo la cuarentena?
Es una peste horrible, como lo digo a cada rato. Ha golpeado mucho al Perú en todo nivel, no puedo encontrarle nada positivo. Es un momento de supervivencia y será seguido por una muy dura reconstrucción con recesión y crisis de la que se hablará cuando dejemos de angustiarnos por el día a día.
¿Cómo lo afrontarán quienes se dedican al teatro y cine?
El año está perdido para todos. La única esperanza es tener aforos limitados, en el mejor de los casos, para octubre. Pero se va a tener que luchar contra algo terrible como es la paranoia del público. Si puedes sobrevivir a este año, recién el próximo se va a poder hacer planes. El miedo que se la ha inoculado a la gente es tan grande que van a pensar que ir a un centro comercial es más seguro que ir a un teatro. Como además nunca fue importante ir a un teatro, ahora va a ser menos importante. Los rodajes grandes se han dejado para el próximo año. Pero el gremio de audiovisuales se va a reponer más rápido que las artes escénicas.
¿Para muchos va a ser casi imposible sobrevivir?
Los sectores más golpeados son el turismo y la cultura. Estamos en la misma situación que los artesanos que tienen sus negocios cerrados. No tenemos público. Hasta el sector gastronómico se va a recuperar más rápido.
¿Cómo ha visto el rol del Ministerio de Cultura durante la pandemia?
Las primeras semanas había desesperación por parte de la gente al ver que habían perdido la posibilidad de trabajar. Lamentablemente a la mayoría de personas no le preocupa el destino de quienes se dedican a las artes y creyeron que se solucionaba todo dando plata cuando ese no era el problema. Poco a poco se fue entendiendo que lo que se buscaba era un apoyo para seguir trabajando o para saber qué se haría a futuro. Pero se han hecho muchas cosas, se han dado estímulos y concursos para realizarse a fines de año. Por lo menos brindan una esperanza y hasta hay un apoyo a independientes. El actual ministro, Alejandro Neyra, ha sido más proactivo y ayudó para que un porcentaje del sector pueda subsistir.
Con la reactivación de otros sectores, ¿cree que pronto podría llegar más apoyo al sector cultura?
Pero es lo último en lo que se piensa. Para muchos la cultura no es un trabajo. No tengo una idea romántica sobre lo que piensa la gente de nosotros, creo que les parecemos prescindibles y, para muchos, es indiferente si deja de haber vida cultural. Por eso se está dejando al final. Porque no es un clamor popular. El público fiel va a volver lentamente. Hay un público que nos quiere que es chiquito.
¿Considera que el caso Richard Swing expone el poco interés y cuidado que se le da a la cultura en el Perú por parte del gobierno?
Nadie le da importancia en términos políticos, pero es el ministerio más visible. Es un ministerio con mucha vitrina porque tiene gente muy conocida y algunos muy populares. Siempre está en el ojo de la tormenta. Lo de Richard Swing es una tontería que se quiso tratar como problema nacional para atacar al presidente. Está mal, pero no es la causa de la ruina del ministerio de cultura. Incluso hubo gente que dijo que debían cerrarlo. Deberían compararlo con otros ministerios en los que debe pasar lo mismo. Hay gente que tiene como parte de su agenda atacar al Ministerio de Cultura y encontraron la excusa perfecta.
¿Cómo combatir el distanciamiento que existe entre la población y la cultura?
Se requiere difusión y que se enseñe en los colegios. Quizá la música es lo que más fácil entra al ser más sensorial. Pero otros tipos de artes requieren una educación, el buen cine requiere una educación. Pero que le gente vea la importancia de ir al teatro es algo que viene desde la casa y el colegio. Además, hay una idea errada de que la cultura es cara y elitista. Aunque la culpa también la tienen algunas personas de cultura que han trabajado solo para una élite. Pero eso ha pasado en toda parte del mundo. Una minoría se ha puesto en una burbuja y, lamentablemente, eso ha servido como carne de cañón para un sector de la prensa que quiere resaltar lo más frívolo.
¿Es posible pensar en un cambio así en la educación peruana?
Pero mira cómo la peste ha desnudado la educación. Porque quienes han trabajado en “Aprendo en casa” han hecho una programación extraordinaria con un temario buenísimo. Hacía falta desempolvar esa educación del siglo XIX. Es impresionante la cantidad de cosas obsoletas que se enseñaban en los colegios. La educación moderna la estamos viendo en “Aprendo en casa” y se logró en un mes. Se tiene la capacidad para lograrlo. Así como hay que erradicar el entrampamiento burocrático, pasa lo mismo con la educación obsoleta. Me aterra pensar que han estado enseñando lo mismo que hace cincuenta años.
¿Pero se puede cambiar la percepción que se tiene de la cultura cuando hay padres que se oponen a cambios en la educación como pasó con la educación sexual y el enfoque de género?
Los padres también vienen de una educación pésima y medios que les venden el peor atraso. El padre de familia vive bombardeado por mensajes perversos que quieren que la educación vuelva al siglo XVII. Es un círculo vicioso horrible.
Mencionó que en el Perú no se le da importancia a la vida cultural y, sin embargo, la población critica constantemente a lo que han denominado “televisión basura”. ¿A qué se debe esta contradicción entre lo que se dice y lo que se hace?
Lo que más le fascina a la gente es criticar lo que tiene a mano. Van a criticar siete estupideces de la televisión y no van a ver programas buenos que tenía TV Perú. Contra las ganas de criticar es poco lo que podemos hacer. Hace décadas que se hace la misma pregunta.
Con TV Perú tuvo la oportunidad de llevar a cabo “El último bastión”, ¿cómo fue realizar este proyecto?
Con TV Perú estábamos trabajando hace tiempo con telenovelas cortas de cinco episodios que se llamaban “Conversando con la luna” y que tenían temas de agenda social. Luego hicimos “Nuestra historia” que tenía ochenta capítulos. Entonces hacer “El último bastión” fue una consecuencia natural. Lo asumí como cualquier otro trabajo. Mi historia en la televisión, y la de la gente que le interesa trabajar bien, es hacer lo que podamos con lo que tenemos. Pero lo asumimos tranquilidad porque estábamos hablando de la historia del Perú y el resultado fue muy bueno según las críticas.
¿Considera que en el Perú no se sabe explotar la historia nacional en producciones de cine o televisión?
El Perú tiene muchas historias para explotar en películas y televisión. Pero no hay dinero y la gente que tiene dinero no tiene ganas de invertirlo. Hay pánico y miedo, piensan que el público no va a ir y no van a tener raiting. Hay miedo a invertir. Va a venir gente de Netflix y se lo va a llevar. Como la televisión comercial no tiene la misma obligación que la televisión pública, van a apostar por lo mismo dejando de lado la rica historia del Perú. Sería un milagro que haya interés en hacer cine histórico. En especial ahora que habrá recesión.
Por lo visto en esta última semana con respecto al documental de Hugo Blanco, ¿se podría decir que en el Perú hay ciertos aspectos de la historia censurados para las producciones?
Los documentalistas trabajan con costos bajos y se pueden dar el lujo de hacer los temas que quieran. Las redes sociales han creado una burbuja de señores muy furiosos que mandan cartas creyendo, en su fantasía, que eso es para impedir que algo se haga, pero en realidad hacen la mejor publicidad del mundo. Logran que la gente vaya a verlo con más ganas. Como la publicidad gratuita que se le hizo la gente a “La revolución y la tierra”. Fue un éxito el documental hecho por Gonzalo Benavente. Este documental sobre Hugo Blanco tuvo la mejor publicidad gratuita. Es gracioso porque seguro no lo esperaban. En buena hora que se hagan documentales sobre la historia del Perú.
¿Pero sería posible ver algo así en canales nacionales?
La televisión comercial se muere de miedo de poner algo que le haga perder auspiciadores. Ya sabemos a quiénes les regala plata las corporaciones y la televisión vive para servirlos a ellos. Por ello la televisión con más contenido social es la televisión pública.

Escrito por

Cristian Rebosio

25 años / Comunicador / Lima, Perú / Twitter: @crebosio95


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