Día del Trabajo sin trabajo
Conmemorar la lucha de trabajadores que dieron su vida en la búsqueda de un trato más justo para otros trabajadores mediante una jornada laboral de solo ocho horas. Un acto que, de producirse en estos días, sería calificado como ´rojete´, perjudicial para la economía y ´proterruco´ por la clase política y empresarial que maneja el país por estos días es lo que llevó a que el primer día de mayo sea conocido mundialmente como el Día Internacional de los Trabajadores.
Una cruel paradoja del destino ha hecho que este día llegue en medio de uno de los momentos más críticos de la clase trabajadora en años. La cuarentena, cuya importancia en la contención de la pandemia está fuera de discusión, ha llevado a que millones de trabajadores peruanos terminen en una situación más precaria de la que se encontraban meses atrás y que muchos terminen celebrando el día del trabajo sin trabajo.
Culpar a la imprevisibilidad de la pandemia sería la salida fácil. Obviamente es la salida que la clase empresarial nacional he elegido. Pero lo cierto es que, con una clase política comprometida en proteger los derechos de los trabajadores, ni la magnitud de un problema mundial como lo es una pandemia debería llevar a que un porcentaje tan alto de los trabajadores se encuentre afrontando la crítica situación que viven por estos días con un futuro tan incierto y poco prometedor.
Es muy difícil no imaginar que, si los peruanos trabajadores estuviesen más protegidos por sus autoridades, la cuarentena se hubiese podido cumplir de manera más estricta, porque la población sabría que no necesita arriesgarse saliendo a las calles a trabajar y exponerse a ser contagiados por un infectado con el temible Coronavirus porque sus políticos se encargarían de no dejarlos caer en la pobreza extrema ni los empujarían a la explotación ni a la resignación de derechos laborales.
Esta semana se conoció que en las mineras, a las que se benefició permitiéndoles seguir funcionando, se han registrado numerosos casos de trabajadores con Coronavirus e incluso ya hay una víctima mortal. Con el programa de reactivación económica próximo a iniciarse es inevitable preguntarse si dicho programa está enfocado únicamente en las empresas o si se está considerando el riesgo al que se expone al trabajador como en el caso de las aplicaciones de reparto que pretenden volver a funcionar pese a que no les ofrecen a sus trabajadores ningún respaldo en caso su salud se vea comprometida.
En esta columna de opinión habrá encontrado muchas veces la palabra trabajadores o clase trabajadora. No es una casualidad. Hoy, primero de mayo, es su día y merecen ser los protagonistas. En especial porque, pese a que son ellos la base de las empresas, las últimas décadas se han enfocado en satisfacer a los dueños de las empresas y poner en riesgo sus derechos. Esta pandemia nos ha demostrado el grado de precariedad en que se encontraban. Así como las protestas de los obreros en Chicago dieron lugar a que se decrete la jornada de las ocho horas, este complejo presente debe dar lugar a que se empiece a legislar buscando el bienestar de la clase trabajadora y no solo en generar riqueza para los ya acaudalados dueños o accionistas de las empresas.