La industria cinematográfica norteamericana es, por gran diferencia, la más consumida a nivel mundial. Tanto clásicos del cine como producciones de fama efímera lograron con gran facilidad llegar a casi todas las salas de cine del globo y, como otra prueba de su relevancia, la entrega de premios más importante de este rubro se realiza en Estados Unidos. Por supuesto, este posicionamiento del cine estadounidense también ha sido una oportunidad para construir un relato heroico sobre este país. Principalmente en películas de acción y superhéroes, como es el caso de 'Día de la independencia', se podía ver a Estados Unidos como el que lideraba las batallas cada vez que la humanidad era amenazada.

Sin embargo, la realidad no podría estar más alejada de esas películas. No por la ausencia de una amenaza extraterrestre o personajes con superpoderes sino por la incapacidad de Estados Unidos, con Donald Trump a la cabeza, para ofrecerle a la humanidad una alternativa a seguir en estos tiempos de desconcierto. El presidente del país de las barras y las estrellas ha hecho todo lo opuesto y pareciera querer convertir a su nación en una amenaza para el planeta.

Trump no solo minimizaba la gravedad de la pandemia cuando en España e Italia el panorama ya era desolador sino que hasta culpaba a los medios de estar detrás de una campaña que buscaba magnificar el Coronavirus cuando este, según su lógica, no era más peligroso que otras enfermedades. Hoy, jueves 16 de abril del 2020 con más de 650 mil casos de COVID-19 en Estados Unidos, se puede confirmar, lamentablemente, el multimillonario empresario devenido en político no podría haber hecho una peor lectura de la situación.

Pero esta historia de la vida real en donde no existe un Capitán América que luche contra el mal no solo tiene desamparados a los estadounidenses. Esta semana, ante el incontrolable avance de la pandemia en su país y el desmesurado ego que lo caracteriza, Trump volvió a buscar culpables extranjeros para la desgracia que él fomentó. En esta oportunidad, el punto de sus críticas fue la Organización Mundial de la Salud (OMS) a la que amenazó con quitarle financiamiento por considerarla responsable de la pandemia.

Aunque no se podría afirmar que, en este contexto, el gobierno de Trump no ha sido referente para otras naciones. En Brasil, donde gobierna un fiel seguidor suyo como es el caso de Jair Bolsonaro, el gobierno ha tenido una actitud similar. Tanto Bolsonaro como sus votantes han tenido un sinnúmero de afirmaciones delirantes que buscan restarle importancia a la pandemia, a la que algunos de ellos consideran como un invento para imponer el comunismo. Hasta la fecha, el número de casos en Brasil supera los 29 mil y la grieta entre el mandatario y los miembros de su gobierno se agranda cada vez más ante la actitud irracional del presidente.

El final de esta pandemia no está escrito y los nombres de los héroes tampoco se conocen, pero los villanos de la historia han hecho todos los méritos posibles para ganarse ese papel. Estamos en medio de una lucha que pasará a la historia y no es el momento de juzgar. Pero, cuando estos días de terror lleguen al final, no se deben olvidar los roles que cada uno eligió y replantearse el poder que a nivel mundial se le otorgó a algunos países que claramente no están dispuestos a pensar en el bien de todos. Quizá esta sea una conversación para la que no estamos preparados, pero sin lugar a dudas la necesitamos.