Machismo y soluciones populistas
Este domingo el presidente Martín Vizcarra dio la que probablemente sea la declaración más populista e irresponsable de su mandato. Ante la prensa abrió la posibilidad de considerar la aplicación de la pena de muerte en el Perú. Si bien por el contexto que se vive en el país lo dicho por Vizcarra seguramente gozará de gran aceptación, la pena de muerte está lejos de ser una propuesta que le ponga un alto a la cultura machista causante de los feminicidios.
Justamente este fin de semana, en un reportaje del periodista Rene Gastelumendi para el programa 'Cuarto Poder' se expusieron cifras alarmantes. Aunque mueren más hombres de mujeres, de cien víctimas mujeres, cuarenta son a cargo de sus parejas. Mientras que en el caso de los hombres apenas cuatro de cada cien tiene como responsable a la pareja. Con ello quedaría más que comprobado que, aunque los grupos más conservadores lo pretendan negar, en el Perú, las mujeres están expuestas a mayor peligro por su género.
Lamentablemente, el panorama empeora al conocerse la percepción de la población ante las conductas machistas. Según la encuestadora IPSOS, el 47% de peruanos responsabiliza a la mujer si es acosada cuando usa minifalda y un 44% la culpa si es violada en una fiesta a la que asistió sola. Además, para el 71% de peruanos la mujer es la culpable de sufrir violencia de género si le fue infiel al hombre.
Estamos ante un país machista y esta triste realidad no se solucionará con cadena perpetua o pena de muerte. Las cifras demuestran que no solo tenemos casos aislados de violadores y feminicidas sino a un gran porcentaje de la sociedad que avala la violencia hacia la mujer. Quizá no en su versión más siniestra, pero sí en dosis no letales que siguen castigando a la mujer que no vive subordinada al hombre.
¿De qué serviría la propuesta a la que Vizcarra le abrió la puerta? Únicamente seríamos un país con la percepción de ser un lugar más justo, pero las mujeres seguirían siendo víctimas de la cultura machista. Ni siquiera se está intentando prevenir que las mujeres sean asesinadas, porque la pena de muerte es para cuando el crimen ya fue perpetrado.
Si realmente se quiere cambiar esta dura realidad son imprescindibles: el enfoque de género en los colegios para ayudar a formar nuevas generaciones sin pensamientos retrógradas, capacitaciones en los centros laborales con perspectiva de género y, principalmente, apertura mental de la población en general para revisar las conductas machistas que durante décadas fueron aceptadas.