Estamos a horas de la celebración de Navidad. Sin dudas es una fecha que resulta especial para la mayoría de peruanos, ya sea por una creencia religiosa o porque se trata de una oportunidad en que se reúnen con familiares y amigos que no ven seguido. Lamentablemente, estos días encuentran a nuestro país convulsionado en distintos aspectos. La interminable ola de feminicidios, la muerte de dos adolescentes en una cadena de comida rápida y los nuevos descubrimientos sobre la corrupción en la política tienen un impacto en el espíritu del pueblo peruano e inevitablemente producen resignación y tristeza.

Por ello, en el espíritu de solidaridad, amor y reencuentro que caracteriza esta época navideña, es un momento ideal para que como país reflexionemos sobre el Perú que estamos construyendo. Pero no desde una perspectiva egoísta en donde lo único importante sea el bienestar propio sino con una visión colectiva.

Décadas atrás, Juan Domingo Perón, personaje histórico de la política argentina, dijo lo siguiente: "Nadie se realiza en una comunidad que no se realiza". Aunque han pasado muchos años, es una frase que los peruanos deberíamos tener en cuenta. Los odios, fanatismos y prejuicios no pueden seguir anteponiéndose a los problemas que afrontan las personas en condiciones más vulnerables. Es momento de pensar como una comunidad para salir adelante todos juntos.

Esta noche del 24, cuando la mayoría esté en la mesa con sus seres queridos, no pensemos únicamente en la unión de la familia sino en la unión de todos los que vivimos en el Perú y que nos permita mejorar la calidad de vida de los más de treinta millones. No solo será más fácil salir adelante en grupo sino que nos hará mejores personas.

Dejemos de buscar la manera de mantener los privilegios y empecemos a buscar que las condiciones mínimas para una vida digna estén al alcance de la mayoría.