Cuando se habla de economía, existe una frase muy conocida que busca generar confianza y hacerle sentir al ciudadano común que tiene el control sobre el mercado. "El mercado se regula solo", suelen repetir los economistas cuando observan un atisbo de desconcierto en la población con respecto al precio o calidad de un producto o servicio. Sin embargo, las recientes revelaciones sobre la relación que existía entre los más poderosos empresarios peruanos y el partido de Keiko Fujimori nos empiezan a demostrar que, al menos en el caso peruano, es el mercado quien regula a la población.

Tras las declaraciones de Dionisio Romero, dueño del más importante grupo empresarial del país, en las que aceptó haber aportado por fuera de las vías correspondientes más de tres millones de dólares a la campaña de Fuerza Popular en 2011, se han conocido nuevos aportes por parte de otros empresarios. El día de ayer, el propietario del Grupo Gloria reconoció haber entregado doscientos mil dólares en efectivo al fujimorismo y José Graña Miroquesada, miembro de Graña y Montero, hizo lo mismo con respecto a una cifra de veinticinco mil dólares que aportaron con la Cámara Peruana de Construcción (Capeco) mediante Confiep.

Si bien lo más probable es que todos estos personajes terminen alineados detrás de un discurso similar al de Dionisio Romero y aleguen que hicieron esto debido a una amenaza chavista que, según ellos, representaba la candidatura de Ollanta Humala, lo que va quedando en evidencia es que la razón para apoyar a Keiko Fujimori habría sido la posibilidad de tener un partido que los beneficie incluso por encima de lls intereses de la mayoría de peruanos. Aun cuando no fueron gobierno, desde la mayoría parlamentaria buscaron ayudar a estos aportantes mediante decisiones como la oposición a la implementación de los octógonos que advertían el exceso de grasa o azúcar de los alimentos.

Aunque se puede entender que los empresarios tengan como prioridad sus negocios, que hayan estado dispuestos a actuar por fuera de lo permitido en lo que aportes respecta demuestra el poco respeto que sienten por la democracia y la voluntad del pueblo peruano. Pareciera que durante muchos años no fue el ciudadano común quien reguló el mercado sino el mercado, a través de los empresarios quien reguló hasta el voto.