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El secreto de Dionisio

Publicado: 2019-11-19


Que existía una relación entre la clase empresarial y la creación y subsistencia de la clase política, que por estos días genera rechazo por sus vínculos con la corrupción y la defensa de los intereses de los más ricos, era un hecho que hasta el más ferviente defensor del fujimorismo o aprismo se veía en la necesidad de aceptar o guardar silencio para evitar que la atención de los medios y la población se centre en estos personajes. Pero las recientes declaraciones del multimillonario dueño de las principales empresas del Peru, Dionisio Romero, demuestran que esa relación empresario - político era más turbia de lo que se pensaba.

Incluso si se pasa por alto que la reputación de Fuerza Popular en 2011 no era muy distinta a la actual, que Romero haya decidido aportar más de tres millones de dólares en efectivo para evitar que quede un registro de su apoyo al fujimorismo no hace más que generar dudas sobre su verdadera motivación por ver a Keiko Fujimori en Palacio de Gobierno.

Si bien el dueño del BCP alegó que deseaba permanecer en el anonimato por temor a represalias, el poder que Romero y su grupo empresarial ostentan convierten esta excusa en un chiste de mal gusto. Es inevitable preguntarse a qué le podía temer este millonario si, pese al cambio de gobiernos, su fortuna siempre fue creciendo con el paso de los años. Además, de cara a las elecciones de 2011, Ollanta Humala, quien según Romero representaba la llegada del chavismo al Perú, estaba convertido en un candidato de centro derecha en lo económico y no significaba un cambio drástico para la economía peruana como señalaba el empresario.

Las posturas de la bancada naranja invitan a creer que la oposición a la colocación de octógonos informativos (situación que afectaba a varias marcas de Romero) podría haber sido una de las formas del fujimorismo de agradecer la generosa contribución. No obstante, el elevado número de empresas que le pertenecen al grupo encabezado por Romero invitan a creer que había muchas más formas de recuperar su inversión. 

Si hace falta una renovación política, también hace falta una renovación empresarial. El Perú ha estado en manos de un grupo de políticos que pone sus principios a la venta y un grupo de empresarios dispuesto a pagar por ellos. 


Escrito por

Cristian Rebosio

25 años / Comunicador / Lima, Perú / Twitter: @crebosio95


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