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El país 

Mala costumbre

Publicado: 2019-11-18


Que la riqueza del Perú reside en su diversidad cultural es indiscutible. Por ejemplo, si hoy la gastronomía nacional es reconocida a nivel mundial y el nombre del país se ha vuelto sinónimo de buena comida, se debe a los intercambios culturales producto de diversas etapas de migraciones entre regiones y hasta extranjeras.

No obstante, esta diversidad no está exenta de factores que, en lugar de sumar, perjudican al país y se convierten en una pesada y desagradable herencia. Este es el caso de la tauromaquia. La actividad que se convirtió en una tradición tras la invasión española es, sin lugar a dudas, uno de esos casos en que las mezclas culturales no aportan y, por el contrario, destruyen.

Lamentablemente, el paso de los años no ha logrado desaparecer esta mala costumbre, ni la clase política ha buscado prohibir la continuidad de esta barbarie. Por supuesto es imposible tratar de explicar la continuidad de las corridas de toros sin dedicarle unas líneas al gran apoyo que esta actividad recibe por parte de la alta sociedad, la misma que muchas veces se asume como la cúspide de la evolución pero que al mismo tiempo ve arte en la tortura y posterior asesinato de un animal indefenso y financia la continuidad de estos actos.

Si aspiramos a ser una mejor sociedad, una que tenga compasión por el que la pasa mal, prohibir esta nefasta fiesta de la muerte sería un buen primer paso. No podremos ser un mejor Perú si no identificamos el abuso y lo condenamos. Cómo aprender a ser compasivos con el vulnerable si, mientras un animal agoniza en medio de una plaza y un sujeto, al que algunos llaman artista, penetra su piel en repetidas ocasiones con un cuchillo, una multitud se pone de pie para celebrar la forma en que se perpetró esa masacre.


Escrito por

Cristian Rebosio

25 años / Comunicador / Lima, Perú / Twitter: @crebosio95


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