En los últimos meses, el nombre de Greta Thunberg debe ser uno de los más escuchados. La adolescente de dieciséis años nacida en Suecia adquirió esta fama mundial debido a su rol como activista defensora del medio ambiente. Una persona busca preservar el planeta en que vivimos, y por ahora el único habitable, pareciera un personaje difícil de odiar y, sin embargo, durante esta última semana recibió más insultos que presidentes de cuestionable moral que fomentan el odio, como Donald Trump o Jair Bolsonaro, por haberse atrevido a cuestionar el modelo económico que tiene gran parte de la responsabilidad en la destrucción del medio ambiente.

No obstante, la situación que vive Greta no es una excepción. Porque aparentemente la sociedad, en especial quienes se encuentran del lado privilegiado, ha llegado a un momento en que se está desarrollando una fobia hacia la juventud con personalidad, ideales y activista. La propia Greta a reconocido que ella está recibiendo mayor atención por su condición de mujer blanca y europea, mientras en el resto del mundo existen otros y otras jóvenes que comparten su lucha pero son ignorados y silenciados.

El Perú no es la excepción. La semana pasada se pudo ver el ninguneo del que fueron víctimas los estudiantes de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por defender la educación pública y, algun tiempo atrás, los jóvenes que se opusieron a la 'Ley Bartra', que pretendía regalarle a los empresarios el trabajo de los practicantes, también recibieron maltrato y descalificaciones.

Lamentablemente quienes se encuentran del lado privilegiado y poderoso de esta lucha se muestran indolentes e incapaces de ver las falencias de un modelo económico que además de generar desigualdad ahora pone riesgo el planeta. Por suerte las nuevas generaciones están dispuestas a luchar aunque el camino esté lleno de trabas.