Negar que existen portátiles que, a cambio de dinero o regalos repiten, consignas a favor de un político sería absurdo debido a que es una de las estrategias más usadas. Sin embargo, calificar como portátil a quienes aprovechan la presencia de autoridades, en especial si se trata de Martín Vizcarra, para manifestar al grito de ¡Cierren el congreso! su disconformidad con el accionar de la mayoría parlamentaria no es otra cosa que una muestra de desprecio a la voluntad de la mayoría.

El repudio a los congresistas se puede ver en peruanos y peruanas de todas las edades y clases sociales. Hace mucho que dejó de ser un sentimiento que únicamente se veía en los fríos, pero no por eso menos realistas, números de las encuestadoras para convertirse en un sentir que puede ser percibido a lo largo de todo el Perú y es evidente para todo aquel que tenga contacto con el ciudadano común, ese que no opina desde el lugar de partidario, analista o excongresista sino desde su lugar de peruano que no se siente representado por la persona a quien sus impuestos le pagan un sueldo por cumplir esa labor.

Los peruanos quieren nuevas elecciones porque necesitan de un país deje dr estar paralizado en constante incertidumbre y no están dispuestos a negociar la impunidad a cambio del fin de la obstaculización, como el congreso pide actualmente. Si esto es una portátil, entonces estamos ante la portátil más patriota y responsable que se ha visto en la historia de la política peruana.