No vuelven más, gritaban eufóricos en el bunker de Cambiemos aquel diciembre de 2015 tras conocerse el triunfo de Mauricio Macri en el ballotage (o segunda vuelta, como le decimos en Perú) ante Daniel Scioli, el candidato del kirchnerismo. Pese al corto margen de victoria, para el partido del aún presidente de Argentina estas elecciones estaban marcando un hito en la historia de la política de su país e impedirían la continuidad del peronismo y kirchnerismo abriéndole paso a una tendencia de centroderecha.

Están por cumplirse cuatro años de aquella elección y tanto Macri como Cambiemos no podrían estar más lejos de cumplir con su objetivo de consolidarse. Por el contrario, en las recientes elecciones primarias se han visto superados por Alberto Fernández, el candidato de Frente de Todos que va con Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta, por una diferencia que hace cuatro años parecía inimaginable, y sus posibilidades de volver a ser gobierno son prácticamente nulas. ¿Qué tan graves fueron los últimos cuatro años de Argentina? ¿Cómo hizo Macri para arruinar su oportunidad en política y dejar seriamente comprometida la estabilidad de Argentina?

1. Un eslogan de campaña no gobierna

Para Macri y Cambiemos promocionarse como una alternativa opuesta al kirchnerismo fue determinante en la campaña electoral. Sin embargo, es ilógico pretender que una vez en el poder, con las cámaras de diputados y senadores a favor, ser diferente a quienes lo precedieron sea un argumento que mande a segundo plano los errores del gobierno de turno.

Quizá durante su primer año en la Casa Rosada pudo servir como consuelo para sus votantes ante las crisis que se asomaban en el horizonte, pero luego de algo más de tres años excusarse en una pesada herencia es casi una burla a un país que le dio todas las herramientas posibles para gobernar.

2. Reprobados en economía

No hace falta ser un experto en finanzas para saber que, si se reducen los ingresos de una persona, esta perderá capacidad adquisitiva, consumirá menos y eso tendrá una fuerte repercusión en la economía nacional. No obstante, parece que el gobierno argentino pasó por alto este detalle y asumieron que los ajustes que plantearon no iban a desencadenar una serie de hechos que se agravaría con despidos masivos y cierres de fábricas.

3. Insensibilidad

Si los ajustes económicos de Macri estuvieron mal hechos, la manera de defenderlos y comunicarlos fue tan contraproducente que parecía ideada por el enemigo. Era común ver en los medios a los diputados Fernando Iglesias y Elisa Carrió tratando de explicar la necesidad e importancia de las decisiones tomadas. Sin embargo, estos representantes de Cambiemos, lejos de mostrar empatía, derrochaban soberbia, tenían un innecesario carácter combativo y constantemente negaban la existencia de una crisis.

Uno de los episodios más recordados es aquella sesión en que la Cámara de Diputados debatía la aprobación de uno de los tantos ajustes que la actual administración implementó y que ocurría en un contexto complicado debido a que, en los exteriores del Congreso, se congregaron miles de argentinos a pedir que no lo aprueben. Situación que no pareció conmover en lo más mínimo a Carrió, quien se jactaba de tener los votos necesarios para que el resultado sea favorable a los deseos del gobierno y no mostraba la más mínima compasión con el sentir del pueblo.

Esa falta de empatía, la incapacidad en el manejo de la economía y un desgastado antikirchnerismo han conducido a un catastrófico fracaso. El domingo pasado, como muy probablemente ocurrirá el 27 de octubre, volvía a la memoria el famoso ´No vuelven más´ pero esta vez dirigido a Mauricio Macri y la coalición de Cambiemos.