El polémico Cáceres
A raíz del conflicto generado por Tía María, el gobernador de Arequipa, Elmer Cáceres, ha tomado mayor protagonismo. Este polémico personaje que pretende poner en jaque al presidente Martín Vizcarra por el apoyo que en algún momento mostró a la realización del proyecto minero ha llevado a que muchos cuestionen el criterio de los arequipeños al momento de votar. Sin embargo, para conocer las razones que llevaron al poder a Cáceres se deben buscar la respuestas en las gestiones anteriores.
Estos líderes radicales generalmente surgen a partir del descontento de la población por lo poco representada que se ha sentido por sus autoridades. En lugar de culpar al pueblo arequipeño por elegir a Cáceres, se debe replantear lo que ha venido haciendo la clase política tradicional en años pasados y que hizo sentir a la gente olvidada al ver sus tierras entregadas en favor de los intereses y beneficios de una minoría acaudalada.
Además, sirve de prueba para entender el rechazo que un sector importante de la población tiene hacia la minería. Luego de tantos años como país minero, los beneficios y el desarrollo del que tanto hablan los defensores de las mineras deberían estar a la vista y el apoyo ser mayoritario. Sin embargo, la mal ejecutada distribución de la riqueza generada por esta actividad hace que hoy estos ciudadanos no estén dispuestos a someterse a los peligros de la minería porque no tendrán beneficios que compensen estos riesgos como son la contaminación de ríos o áreas de plantación y busquen refugio en políticos extremistas.
Es por ello que si se quiere evitar la llegada de líderes radicales y populistas al poder lo primero que se debe tener es autocrítica. En el pasado ocurrió en las elecciones presidenciales tras el fracaso del segundo gobierno de Alan García llegó Ollanta Humala con muy poca experiencia pero como respuesta a la pésima gestión de la clase política tradicional que sigue aferrada a un modelo económico que sigue significando crecimiento y desarrollo para muy pocos peruanos. Lamentablemente esto sigue ocurriendo y, mientras no se recurra al pasado para entender el presente, el Perú seguirá atrapado en un sistema fallido.