Verguenza internacional
Cuando los congresistas apristas viajaron a Uruguay pidiendo que le den asilo al expresidente Alan García por una inexistente persecución política parecía que nuestro congreso había llegado a su punto más bajo. Sin embargo, los actuales planes del fujimorismo para presionar y obstaculizar a la justicia podrían marcar una nueva y mayor humillación de la imagen del Perú ante el resto del mundo.
Para los parlamentarios de Fuerza Popular parece no importar los vínculos que existen entre los encargados del evaluar la casación de Keiko Fujimori y César Hinostroza y los integrantes de los Cuellos Blancos. Estos congresistas naranjas pasan por alto este hecho determinante y argumentan que existe una persecución contra la lideresa de su partido. Pero, como la justicia peruana está ignorando sus absurdos reclamos, el nuevo plan del fujimorismo es llamar la atención de otros países.
Por supuesto este intento del fujimorismo por lograr la liberación de Keiko está condenado al fracaso porque bastará que autoridades internacionales se informe un poco con respecto al caso para que confirmen que existen numerosas pruebas para mantener la prisión preventiva. Pero probablemente la mejor prueba de la inexistencia de una persecución o dictadura sea la posibilidad que tienen los congresistas para movilizarse con total libertad fuera del país, tener el control de comisiones en el Congreso y la cantidad de apariciones en casi todos los medios de comunicación.
Si bien con esto el fujimorismo no logrará su objetivo, la imagen de nuestro país quedará una vez más dañada. Porque, aunque luego se evidencie que sus demandas son infundadas, tener congresistas que van a otros países advirtiendo sobre una dictadura siempre llamará la atención y pone innecesariamente en riesgo al Perú y crea una imagen de inestabilidad.