Patriotismo futbolero
Para conocer la versión más patriota de los peruanos no se debe esperar al 28 de julio sino a la participación de la selección en una copa o eliminatoria. Porque durante esas fechas no sólo verás a la gente llevando la camiseta blanquirroja a centros de estudio o trabajo sino que se podrá observar una revalorización y defensa de todo lo autóctono. Por unos días la música criolla se abre paso en medio de géneros más comerciales, las diferencias políticas quedan de lado y hasta la rivalidad propia del fútbol entre Universitario y Alianza Lima pasa a segundo plano.
Por supuesto este fenómeno no ocurre únicamente en nuestro país. Históricamente el fútbol ha representado especie de desahogo para las sociedades. Alguna vez Winston Churchill dijo “los italianos pierden las guerras como si fueran partidos de fútbol y los partidos de fútbol como si fuesen guerras” y aunque sea una expresión muy fuerte no es desacertada.
Pero esto no es una crítica a la pasión por el fútbol que ofrece a millones de personas un inofensivo escape de la realidad. Por el contrario, se debe aprovechar este patriotismo futbolero para fomentar la unión entre peruanos y lograr que esa valorización de lo nuestro dure mucho más de noventa minutos.
En la última semana se ha debatido sobre los proyectos mineros y los efectos de la reforma agraria y la desafortunada conclusión es que para muchos el crecimiento económico, aunque sea para un pequeño grupo, justifica el atropello a la dignidad de miles de compatriotas y la destrucción de nuestra tierra. Así como en un equipo de fútbol no sirve de nada tener delanteros goleadores si no hay una defensa ordenada, el desarrollo de un país debe ser parejo, con el compromiso de todos y sin sacrificar el bienestar de un sector.