Cupo para la igualdad
Las recientes declaraciones de María Isabel León, presidenta de Confiep, en contra de la paridad de género una vez más demuestran lo alejados que están los principales empresarios nacionales de la realidad que afrontan millones de peruanos cuando buscan un empleo. Claro que las mujeres son capaces de realizar un trabajo tan eficiente como el que puede hacer un hombre pero si no se les da la oportunidad de probarlo se mantendrán los prejuicios que actualmente juegan un papel clave en la contratación para determinados puestos.
Es más, este tipo de políticas debería extenderse para ayudar a la población transexual y a quienes vienen del interior del país. Lamentablemente, en el Perú el factor racial recibe mucha importancia y quienes vienen de la sierra o selva se ven perjudicados. Lo mismo ocurre con las personas transexuales que afrontan un sinnúmero de dificultades para conseguir trabajo y por un tema que nada tiene que ver con su preparación profesional.
Si el Estado no interviene, los prejuicios con respecto al género, orientación sexual o raza seguirán jugando un papel determinante al momento de postular para un puesto de trabajo y las únicas personas que podrán estar a salvo de estos problemas serán quienes pertenezcan a las altas esferas de la sociedad limeña y pueden aprovechar su cercanía a quienes manejan las empresas.
Quienes defienden la libertad de las empresas para contratar a quienes quieran le están dando la espalda a una gran parte de la población peruana que se ve afectada por el machismo. Si se aplica la paridad de género, quizá en algunas décadas no haya necesidad de tenerla de forma obligatoria porque los prejuicios habrán desaparecido pero por el momento es una necesidad innegable.