Como estudiante de periodismo he aprendido que quienes desempeñan esta profesión deben tener claro que ellos no son los protagonistas de las historias que cuentan ni deben pretender ser más importantes que la noticia.

Aunque existen excepciones como cuando está en juego algo tan importante como la lucha contra la corrupción y, en esa circunstancia, que un comunicador manifieste su posición no es impertinente o irresponsable ya que pasa a ser casi un deber parte de la responsabilidad social del periodista. Lamentablemente, algunos prefieren alegar que son imparciales para no hacer preguntas incómodas a personajes como Alan García o a los congresistas que le quedan al fujimorismo.

Sin embargo, estos mismos personajes, que enarbolan la bandera de la imparcialidad, luego buscan ser los protagonistas de historias en las que ni han estado cerca de ser actores secundarios y se les puede ver tratando de demostrar que son intrépidos para hablar o escribir sobre temas complicados para el Perú como el terrorismo. Claro que cuando tuvieron la oportunidad de ser parte de una lucha más reciente prefirieron ser intrascendentes. Los periodistas debemos saber tomar el protagonismo cuando el país lo necesita y no cuando nuestro ego nos sobrepasa.